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Apogeo y crisis en la Europa Cristiana

Hace mucho tiempo atrás cuando aún la tierra estaba dominada por guerras entre grupos que pretendían extender sus creencias al resto del mundo  y tras estos años de creación de nuevas leyes el cristianismo llega a su máxima perfección.  Para ese entonces las escuelas, iglesias, universidades, hospitales y muchas otras instituciones aceptaban niveles de formación y de desarrollo espiritual pero no solo esto ayuda a que se llegara a la máxima perfección sino también la baja influencia del ideal evangélico, se produjo la recepción de las obras de Aristóteles y las nuevas formas de la piedad.

Con tanta importancia que se le empezó a dar a la cristiandad con su gran apogeo  e igualmente para involucrar a muchos jóvenes se pensó crear un lugar donde se pudiera difundir la cultura superior llamada la universidad.  Tan perfecto plan llevó a que Europa se llenara de universidades como lo fue la Universidad de Paris, la de Oxford,  de Salamanca y muchas otras más en diferentes ciudades de Europa y debido a  esto las universidades empezaron a reflejar el espíritu universalista de la cristiandad con enseñanzas como la gramática, geometría, música y otras que en ese entonces se conocían como las artes liberales y tras pasar estas se llegaba a una ciencia cumbre, la teología.

Después de algunos años se empezaron a dar las enseñanzas escolásticas que eran pensamientos católicos. Estas enseñanzas se impartían en escuelas episcopales y palatinas que fueron el origen de las universidades y que a diferencia de estas las escuelas presentaban una forma de enseñanza dinámica de pregunta/respuesta y lógica de argumento/refutación.  Un ejemplo de estas obras fueron las de San Agustín y fuentes filosóficas como la de Aristoteles.

 Pero no todo en Europa era perfecto pues muchas personas vivían de limosnas que en ese entonces eran llamados como las ordenes mendicantes fundadas por dos grandes frailes san Francisco de Asis y Santo Domingo de Guzmán. San Francisco de Asis era hijo de un hombre muy rico y fundador de la orden de los frailes menores. A pesar de venir de una familia muy rica quiso ser como Jesucristo y alejarse completamente de los bienes de la tierra.

Santo Domingo de Guzmán defendió la Fe contra los engaňos e inventos de muchas personas con respeto a las verdades de la Iglesia con su orden los Predicadores.

Se fueron creando muchos movimientos en contra de los dogmas de fe establecidos por la religión católica, conocidos como “heréticos”. Y de allí nació la herejía valdense que inició en Francia por Pedro Valdés. Esta herejía atacaba las costumbres de los hombres consagrados y pedían al pueblo que volviera al cristianismo de antes, aunque predicando una doctrina con muchos errores de fe. Solo admitían algunos de los siete sacramentos, el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía. Pero la más maligna o perjudicial era la herejía albigense. Se alejaron mucho de la fe católica, llegando a los planteamientos dualistas que eran aquellos que decían que la existencia se basaba en una constante lucha entre el bien y el mal, la materia y el espíritu. No reconocían a la Iglesia y rechazaban a toda autoridad.

La Iglesia luchó hasta el cansancio contra las herejías medievales hasta que tuvieron la idea de crear tribunales de la Inquisición, estos se establecieron para perseguir los delitos contra la fe. En el siglo XIII apareció la Inquisición episcopal en donde los obispos eran los encargados de detectar los herejes dentro de su diócesis y mandarlos a la autoridad. Pero como todo plan de prueba, fracasó. Lo que llevó a crear más adelante la Inquisición pontificia que dependía directamente del Papa y fue confiada a los frailes mendicantes, especialmente a los Predicadores de Santo Domingo de Guzmán.

En la sociedad de estos tiempos, el hereje era percibido como una persona que daba mal ejemplo a los demás, por lo cual en caso de ser culpable, eran condenados a encarcelamiento, apropiación de los bienes o incluso ser lanzados al fuego.

A comienzos del siglo XIV se inició una nueva época para la Iglesia. Fue un tiempo de crisis para la cristiandad, afectando mayormente al pontificado, pues se llegó a dudar de la autoridad que este tenía sobre la Iglesia.

El factor que ocasionó la crisis fue en el enfrentamiento entre los dos poderes supremos: el pontificado y el Sacro Imperio Romano Germánico. Este llegó a dividir a Italia en dos bandos: los güelfos –apoyaban al Papa- y los gibelinos –al emperador-.

Finalizado el corto pontificado de Benedicto XI y tras una difícil reunión entre los cardenales de la Iglesia, conocida como cónclave, estos eligieron Papa a un superior que no era cardenal y que tomó el nombre de Clemente V. El nuevo Papa sabiendo de estos enfrentamientos se rehusó a trasladarse a Italia y decidió que su coronación tuviera lugar en Lyon, nunca llegó a Roma. Cuenta la historia que durante más de setenta años los Papas residieron en Francia, en la ciudad de Aviñón. Por fin, pacificada Italia, el Papa Gregorio XI decidió abandonar Aviñón y se trasladó a Roma.

Cuando el panorama empezaba a mejorar, surgió el Cisma de Occidente que llegó a dividir la Iglesia católica.

A la muerte de Gregorio XI, fue elegido Papa el italiano Urbano VI, pero la mayoría de los cardenales franceses declararon inválida la elección del Papa, ya que comentaron que habían votado sin libertad y bajo la presión del pueblo. Entonces los cardenales franceses tomaron en sus manos la elección de un nuevo Papa, Clemente VII, que estableció su sede en Aviñón. Para este momento había dos Papas a cargo de la Iglesia.

Y así pasaron muchísimos años y las elecciones papales se daban tanto en Aviñón como en Roma, hasta que en 1409 se celebró un Concilio en Pisa en donde se destituye a los dos Papas actuales y se nombró como nuevo pontífice a Alejandro V, que no fue aceptado por los dos anteriores.

El resultado de esto fue la existencia de tres Papas al frente de la Iglesia. Solo un concilio universal podría resolver esta crisis y entonces se convocó el concilio ecuménico de Constanza. En esta reunión dos de los tres Papas en ese momento presentaron su renuncia y solo el Papa Benedicto XIII se resistió a renunciar y se refugió en un castillo hasta que murió abandonado por sus seguidores. Para terminar esta crisis, finalmente en el cónclave de 1417 fue elegido Martín V.

Mientras pasaba toda esta historia, al mismo tiempo el arte también se convirtió en algo muy importante, se desarrollaba una arquitectura llamada arquitectura gótica, esta arquitectura no solo hacía ver que la parte técnica era lo importante, sino que también quería mostrar los cambios en la sociedad y en la vida religiosa. Esta arquitectura se caracterizaba porque en ella destacaban las catedrales, algunas catedrales importantes que podemos mencionar son: las de Paris y Chartres en Francia; Colonia en el Imperio; Kent en Inglaterra, Burgos en Catilla, entre muchas otras.

En este arte gótico además de la arquitectura también destacaban la escultura y la pintura.  La pintura y la escultura se destacaban porque utilizaban muchos iconos y trataban de acercarse más a lo que era la realidad. La escultura representaba diferentes iconos sobre Apóstoles o profetas. En cuanto a la pintura podemos decir que el interés se desplazó hacia las vidrieras, la pintura se reservaba para trabajos más pequeños. En este arte se desarrolló el arte de retablo donde se combinaba la pintura con la escultura. La pintura se enfocaba en temas religiosos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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