Clara de Asís
Mi nombre es Chiara Shelvfi Favarone, y me conocen como Clara de Asís. Nací en Asís, Italia, el 16 de julio de 1193. Me consagré como religiosa y seguí fielmente a Francisco de Asís en la fundación de la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas.
Gracias a la acogida y guía que me dio Francisco dentro del convento de San Damián, en 1215 el Papa Inocencio III me otorgó el título de abadesa de San Damián con el cual obtuve el puesto de superiora y directora de la segunda orden franciscana u orden de las hermanas clarisas.
Una vez fue el Papa a San Damián, el convento en donde yo era superiora y me dispuse a preparar las mesas y poner el pan en ellas, para que el Santo padre lo bendijera. El Papa me pidió que fuera yo quien lo hiciera, a lo que me opuse rotundamente. El Papa me instó por santa obediencia a que hiciera la señal de la cruz sobre los panes y los bendijera en el nombre de Dios. Y como verdadera hija de obediencia, bendije muy devotamente aquellos panes con la señal de la cruz, y al instante apareció en todos los panes la señal de la cruz.
Otros de los milagros que ocurrieron fue cuando tomé el cáliz de plata en donde se encontraba el Santísimo Sacramento y me arrodillé en la puerta del monasterio para evitar así la entrada de los musulmanes y de otras tropas que querían apoderarse del territorio.
Como muestra de fortaleza luché por años con el papa Gregorio IX a trueque de sostener la integridad del voto de pobreza. El pontífice quería convencerme que aceptara algunos bienes para el convento, como lo hacían las demás órdenes religiosas. A tal punto llegó la disputa que el Papa llegó a decirme que él tenía el poder y la obligación de quitarme el voto, a lo que contesté: “Santísimo Padre, desatadme de mis pecados, mas no de la obligación de seguir a Nuestro Señor Jesucristo”. Sólo dos días antes de mi muerte obtuve de Inocencio IV y a perpetuidad, el derecho de ser y permanecer siempre pobre.
Siempre me dediqué a cuidar y guiar a todas las hermanas del convento. Es verdad, hubo momentos en donde mi enfermedad me hacía sentir débil ante Francisco, pero frente a todas las hermanas debía mostrar fortaleza para defenderlas y protegerlas.
Fui la primera y única mujer en escribir una regla de vida religiosa para las mujeres.
Fallecí el 11 de agosto de 1253 en Asís, Italia. Me canonizaron el 26 de septiembre de 1255 por el Papa Alejandro IV y el 17 de febrero de 1958, el papa Pío XII me declaró santa Clara patrona de la televisión y de las telecomunicaciones.